LA CASA NATAL DE PAAVO NURMI

Mantenida por el Museo del Deporte de Finlandia, en la calle Jarrumiehenkatu 4, nro.17 de la ciudad de Turku encontramos la casa natal de Paavo Nurmi. La Casa-Museo está abierta al público el 16 de junio, día en que se celebra el cumpleaños de Nurmi. También puede visitarse tras hacer una reserva previa llamando al número +358 44 581 0036 de la Asociación del Deporte de Turku.

Johan Nurmi, el padre de Paavo, compró una casita de una habitación y cocina en el año 1903 en una zona de casas para obreros. Había tres edificaciones de madera de una sola planta que rodeaban un amplio patio. La vivienda de 40 m² de los Nurmi estaba situada en la última casa en la parte trasera del patio. El hábil carpintero Johan construyó él mismo todos los muebles de la pequeña morada familiar.

Johan Nurmi falleció en el año 1910 y así Matilda Nurmi se quedó sola a cargo de cinco hijos: Paavo de 12 años (nacido en 1897), Siiri de diez (n. 1898), Saara de siete (n. 1902), Martti de cuatro (n. 1905) y la pequeña Lahja que apenas tenía poco más de un año (n. 1908) y quien moriría antes de cumplir los tres años.

La situación económica de la familia era penosa ya que gran parte de la deuda por la compra de la casa quedaba todavía por pagarse a la muerte del padre. Matilda –la madre– se puso a trabajar como ayudante de albañil y como encargada de limpieza. Paavo tuvo que dejar los estudios y empezar a trabajar para ayudar a su madre en el sustento de la familia. Muy probablemente Paavo hubiera tenido éxito en sus estudios posteriores de bachillerato ya obtenía las mejores calificaciones pero, lamentablemente, no había dinero para que pudiera continuar estudiando. Su primer trabajo fue como repartidor de pan.

A pesar de los dos trabajos, el dinero no alcanzaba para vivir, lo que obligó a Matilda a alquilar la cocina a otra familia obrera. Las condiciones de vida de los Nurmi eran muy limitadas. La madre y sus cuatro hijos vivieron por casi cuatro años en una pequeña habitación con una estufa para preparar la comida. Un sofá de madera y unos catres servían de cama.

Es al finalizar los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920 cuando la familia pudo volver a hacer uso de toda la vivienda. Gracias a los beneficios obtenidos por Paavo en los Juegos, la casa pudo tener luz eléctrica, tuberías de agua en la cocina y se compraron muebles modernos de fábrica. En la habitación hay ahora una máquina de coser y un gramófono que Paavo recibió como premios por sus victorias. Matilda Nurmi por fin podía dejar de trabajar y dedicarse a las tareas domésticas.

Al comienzo de los años 20 Paavo Nurmi estudió en la Escuela Industrial de Helsinki y sólo retornaba a casa algún que otro fin de semana. En 1924 volvió a Turku, a su vieja casa en la primavera y a su entorno familiar para prepararse para los venideros Juegos Olímpicos de París.

Paavo se mudó definitivamente de la casa de la calle Jarrumiehenkatu al casarse con Sylvi Laaksonen en mayo de 1932. Tras su divorcio vivió en otro domicilio en Turku hasta 1935, año en el que se trasladó definitivamente a Helsinki.

Matilda Nurmi vivió en la casa familiar hasta su muerte en 1936. Siiri y Martti, quienes se mantuvieron solteros, así como Saara, quien enviudó en 1946, vivieron en la vieja vivienda de la familia hasta el año 1960.

Afinales de los 60 la casa cambió de propietario y se vió bastante deteriorada. Al acercarse la fecha de conmemoración del 100 aniversario del nacimiento de Paavo Nurmi, la ciudad decidió reparar la casa. La casa fue abierta al público el 10 de junio de 1997 y contenía una pequeña exposición montada por el Museo Regional de Turku.

El Museo del Deporte de Finlandia alquiló a partir del 1.2.2000 la casa que es propiedad de la Ciudad de Turku y decidió redecorarla con los mismos tipos de objetos que la familia Nurmi tenía en la década de los años 20. Las paredes se empapelaron de acuerdo a la época. Parte de los objetos son originales, por ejemplo, la lencería que tiene los monogramas de Siiri y Saara y en la mesa de la cocina están los platos usados por los Nurmi. En la habitación encontramos aquel gramófono que Paavo recibió como premio.