LA GIRA AMERICANA DEL AÑO 1925
La Federación de Atletismo de los Estados Unidos ya había mostrado interés en que Paavo Nurmi corriera en el nuevo continente. Sin embargo, por un lado los estudios que cursaba en la Escuela Industrial de Helsinki como el hecho de tener que prepararse para los Juegos Olímpicos de París, pospusieron los planes. Después de los extraordinarios éxitos obtenidos en París, su caché era aún mayor en los Estados Unidos. En noviembre de 1924 finalmente Nurmi puso embarcarse para hacer el viaje transatlántico. Salió de Hanko en el s/s Arcturus acompañado de su masajista Eino Hakoniemi. El barco era el habitual de los viajes de emigrantes, vía Copenhague, Hull y Liverpool. De ahí en el barco Celtic hasta Nueva York. Las condiciones para entrenarse durante el viaje no eran las más apropiadas. En un periódico finlandés, Nurmi asegura que “Me entrenaba todos los días en el barco. Bueno, mejor dicho, todas las noches y bajo una pobre luz eléctrica. Durante el día me daba vergüenza hacerlo y tampoco me atrevía por las mañana porque la tripulación ya estaba despierta.” El Celtic llegó a Nueva York el 10 de diciembre. Cientos de inmigrantes finlandeses fueron a recibirlo. La ceremonia de bienvenida se celebró en el Ayuntamiento de la Ciudad de Nueva York, donde el alcalde le ofreció las llaves de la ciudad.
UN HUMO ESPESO Y UN RUIDO INFERNAL EN LA PISTA CUBIERTA
Al principio Nurmi estuvo alojado en casa de su protector y consejero Hugo Qvist, presidente del Club Atlético Fino-Americano de Nueva York, pero se mudó lo antes posible a las afueras de la ciudad para evitar la cantidad de periodistas y admiradores que pasaban por la casa de Qvist. Nurmi empezó con un severo programa de entrenamiento para ponerse a punto para la exigente gira que le esperaba. Primero dos semanas y media en exteriores y luego una semana más para acostumbrarse a las pistas cubiertas.
La primera exhibición fue el 6 de enero de 1925 en el legendario Madison Square Garden. Todas las entradas se vendieron tan pronto se supo la fecha de la primera carrera en suelo americano del finlandés. Nurmi dijo que la pista de 160 yardas (140 metros) era la más rápida de los Estados Unidos y hasta aseguró que el aire espeso del humo de tabaco excitaba el organismo. El programa recordaba aquel de su proeza en París: en el intervalo de una hora correría la milla y los 5 mil metros. En la milla los mejores americanos eran Joie Ray y Lloyd Hahn y al principio parecía que iba a sorprender al campeón quien parecía no adaptarse bien a las características de la superficie. Al final Nurmi alcanzó a los escapados y corrió la milla en un nuevo récord mundial: 4:13.5. El comienzo de los 5 mil se retrasó un poco por la gran afluencia de fotógrafos y admiradores quienes rodeaban a Paavo y a Ville Ritola. En la carrera, Ville mantuvo el tempo pero Paavo lo adelantó con un increíble y potente ataque final que detuvo el cronómetro en 14:44.6 – ¡Otra vez un nuevo récord mundial!
¡MÁS DE 50.000 KILÓMETROS DE VIAJE!
El plan de Nurmi no era pasar todo el invierno en los Estados Unidos, pero la extraordinaria exhibición y logros en su primera presentación superaron las expectativas y ahora lo querían ver en todos los rincones del país. En total participó en 55 carreras y, entre ellas, innumerables carreras de exhibición en escuelas, universidades y cuarteles militares. Puede que más agotante que las carreras hayan sido los viajes y las obligatorias relaciones públicas. En los años 20 prácticamente no se viajaba en avión, sino en tren o autobús. La gira de Nurmi recorrió el país de costa a costa, de Boston a San Francisco incluyendo par de viajes a Canadá. En total recorrió más de 50 mil kilómetros en cuatro meses. Como la presencia de Nurmi era la más importante en estos encuentros de atletismo, casi siempre le tocaba correr tarde por la noche y así no podía acostarse hasta las uno–dos de la noche. Considerando las circunstancias, el balance de Paavo Nurmi fue impresionante: ganó 51 de 55 carreras (45 en pistas cubiertas, 10 en abiertas), tres veces segundo (dos de ellas en carreras con hándicap) y un abandono por un calambre. Impuso 12 nuevos récords mundiales en pista cubierta en distancias oficiales y muchos otros en eventos más inusuales. La última carrera de Nurmi fue el 26 de mayo en el Yankee Stadium de Nueva York, donde fue superado por Alan Helffrich, a la sazón el medio millero más rápido de continente americano. En un artículo se dijo que perdió por amabilidad.
¿POR QUÉ LOS ESTADOS UNIDOS ENLOQUECIÓ CON NURMI?
¿Por qué se ha hablado y escrito tanto de la gira americana de Paavo Nurmi? ¿Cómo este “Phantom Finn” –hombre callado e introvertido– pudo hacerse con los corazones de un pueblo que vivían los locos años 20, donde el charleston, el jazz y el cabaret eran los que emocionaban a gran parte del país? Lo cierto es que Nurmi no intentaba llamar la atención: como siempre fue su costumbre, durante su estancia no dio ni una sola entrevista. Se entiende que el presidente de Finlandia Lauri Relander, cuando Nurmi vuelve de América, reconociese sus proezas invitándole a él y a su madre a la residencia de Kultaranta para otorgarle el reconocimiento nacional de primera clase que es la Rosa Blanca de Finlandia. Pero, ¿por qué el presidente de los Estados Unidos Calvin Coolidge quería conocer al corredor finlandés?
Entre junio y marzo de 1925 el New York Times publicó más de 70 artículos sobre la gira de Paavo Nurmi. Y los diarios pequeños seguían el ejemplo. Una de las razones principales puede que sea el hecho mediático mismo: Nurmi vendía. El mismo Paavo Nurmi observo que “Todo el mundo lleva un periódico en la mano, pero sólo leen las páginas deportivas y después tiran el periódico”. En invierno de 1929 hizo una segunda gira por los Estados Unidos. Una vez más tuvo mucha publicidad, aunque esta vez Nurmi no estuvo dispuesto a tener una agenda tan agotante como la primera vez. Paavo Nurmi visitó los Estados Unidos en numerosas ocasiones hasta los años 60 y siempre fue un huésped célebre y bien recibido.